Un estudio de la UOC ha analizado la percepción de los responsables de los hoteles de cuatro o más estrellas sobre el incremento de la oferta en estas plataformas
Para la mayoría de los gerentes y directores, no suponen una competencia, aunque advierten de la necesidad de adoptar medidas de regulación para el sector turístico
El aumento del turismo y la proliferación de plataformas de alquiler vacacional de apartamentos, casas y habitaciones ha cambiado por completo el panorama turístico, especialmente en los grandes destinos urbanos. La suma de estas circunstancias ha llegado a convertirse en un auténtico reto de gestión local en las ciudades. Principalmente, por los conflictos que pueden generarse con los vecinos de la ciudad y por la regulación de los distintos tipos de alojamiento para turistas.
Para averiguar la percepción de esta situación, un equipo de investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha entrevistado a gerentes y directores representativos de los hoteles de alta gama. "El trabajo pretende conocer, desde dentro y con una metodología cualitativa, cuál es la opinión y la posición de los hoteleros de Barcelona de categoría alta respecto de la competencia que les supone Airbnb", explica Francesc González Reverté, autor principal de este trabajo, investigador del grupo NOUTUR de la UOC y profesor de los Estudios de Economía y Empresa de dicha universidad.
Para la elaboración del trabajo, publicado en la revista científica internacional Tourism Geographies, los investigadores han analizado los argumentos, el discurso y las diferencias entre los distintos tipos de hoteles según su orientación de negocio a través de entrevistas a los responsables de estos alojamientos. "Los hoteleros de categoría alta no consideran a Airbnb como un competidor directo. No obstante, se detectan diversos matices en su discurso, que oscilan desde una posición de superioridad de producto hasta posiciones de mayor preocupación por los efectos de Airbnb sobre su actividad y por su carácter disruptivo", recalca González.
En concreto, los investigadores exponen que existe un discurso mayoritario sobre Airbnb que señala que no es motivo de preocupación entre los hoteles de categoría alta; un discurso basado en la superioridad del producto hotelero con relación a lo que ofrece Airbnb, pero también en el hecho de que los dos modelos responden a perfiles de demanda muy diferentes.
Por otro lado, un segundo discurso de los responsables hoteleros señala que Airbnb representa una preocupación, pero también una oportunidad para aprender e innovar a fin de mejorar. Por último, la tercera narrativa identifica a Airbnb como un competidor complementario y lo visualiza como un potencial aliado con el que pueden establecerse nuevos modelos de negocio.
Igualmente, los investigadores explican que la reacción de los hoteles de alta gama ante las plataformas como Airbnb ha sido más escéptica y reactiva que proactiva, lo que revela una noción de cierta amenaza hacia su sector. "Algunos hoteleros perciben Airbnb como una amenaza que exige una respuesta proactiva y unificada de los hoteles, teniendo en cuenta el entorno urbano y el barrio donde se ubican", comenta González.
"Para los hoteleros de categoría alta, plataformas como Airbnb no implican un riesgo percibido; sin embargo, los hoteles de categoría baja y las pensiones sí han salido claramente perjudicados por Airbnb, según los últimos estudios", recuerda el investigador de la UOC.
Diversidad de percepciones sobre Airbnb en el sector hotelero
Los investigadores han identificado varios matices en el discurso sobre Airbnb por parte de los hoteleros de gama alta. En general, las grandes cadenas tienden a ver Airbnb como un competidor inexistente que no afecta a su modelo de negocio. Las cadenas hoteleras vacacionales, en cambio, ponen el acento en que Airbnb puede contribuir a transformar la oferta hotelera menos consolidada o rentable en apartamentos turísticos. Al mismo tiempo, subrayan la competencia desleal que Airbnb supone para los hoteles y la dificultad para competir con esta plataforma por dicho motivo. Finalmente, los hoteles urbanos y las pequeñas cadenas urbanas perciben Airbnb como un estímulo para la innovación y la mejora continua.
También existen puntos de total acuerdo. "En todos los casos, los hoteleros destacan especialmente el carácter agresivo de Airbnb como componente urbano, dado que da pie a alimentar procesos de gentrificación y la turistificación de los barrios más populares, por lo que es un elemento de distorsión urbana que genera descontento y tensiones entre los miembros de la comunidad local", advierte el investigador.
Este tipo de trabajos —en los que se analiza la narrativa, los argumentos y las percepciones de los agentes implicados— resultan muy útiles para identificar el posicionamiento de los actores turísticos, pero también sus paradojas. "En el caso de los hoteleros de categoría alta, llama la atención que determinados elementos de su discurso sobre plataformas como Airbnb coinciden con los argumentos empleados por los movimientos sociales que protestan ante este tipo de turismo. Es decir, ambos colectivos perciben Airbnb como una actividad que genera externalidades urbanas y que, por tanto, debe ser limitada y regulada con rigor, pero lo hacen con unos objetivos y una mirada estratégica diferentes", añade el profesor.
A pesar de la regulación actual en este tipo de plataformas, diversos colectivos vecinales y organizaciones sociales reclaman la necesidad de usar métodos de seguimiento y censo del alquiler de apartamentos y de su evolución temporal, así como la limitación de concentración de apartamentos de alquiler en determinadas áreas, el establecimiento de tasas de uso turístico a los usuarios y propietarios o la distinción entre pisos comerciales y de sharing.
"Eso sí, estas medidas no se contemplan para dar respuesta a las necesidades de los hoteles, sino para reducir los impactos urbanos de Airbnb, sobre todo en la lucha contra la deslocalización residencial debido al aumento de precio y la escasez de vivienda; sin embargo, el sector hotelero puede verse indirectamente beneficiado por las medidas de regulación del competidor", concluye González.
Este estudio forma parte de un proyecto de investigación más amplio sobre los efectos de la economía colaborativa en turismo denominado "Economía colaborativa y espacios turísticos: contribuciones, transformaciones y retos", financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades a través del programa Retos de la Sociedad.
Esta investigación de la UOC favorece los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) 11, ciudades y comunidades sostenibles, y 12, producción y consumo responsables.