"¿Y si no funciono?": la ansiedad que los hombres mexicanos callan en pareja

Hablar, escuchar, aceptar y pedir ayuda cuando es necesario son los primeros pasos para derribar los silencios que tanto daño hacen.
En los rincones anónimos de foros como Reddit, miles de hombres comparten dudas que difícilmente expresan frente a sus parejas o a un especialista. "¿Es normal que no dure tanto?", "No se me para con mi novia", "¿Qué hacer si me vengo rápido?", "No me mantuve duro durante el encuentro".
Son solo algunos de los títulos que se repiten con frecuencia. Detrás de esas preguntas, hay un tema que suele esconderse entre la vergüenza, el miedo al juicio y los estigmas sociales: la ansiedad de desempeño íntimo masculino.
Miedo, estrés y expectativa
"Pasa especialmente en hombres porque socialmente se les piensa como los que guían, los expertos, los que deben saber de esto. Y la verdad es que no, es una predisposición que genera mucha ansiedad", explicó el psicólogo especializado Marcelo Briones, quien trabaja desde hace años con pacientes en Santiago.
La ansiedad de desempeño se entiende como una respuesta emocional ante el estrés o el miedo de no cumplir con las expectativas propias o ajenas durante la intimidad. "Es una reacción ante la presión por desempeñar algo esperado. Si se mantiene, puede convertirse en una disfunción", detalla Briones.
Esta ansiedad suele manifestarse en pensamientos constantes: "¿Cómo me veré?", "¿Le gustará lo que hago?", "¿Y si no logro satisfacerla?". Aparece antes, durante e incluso después del encuentro. Aunque afecta tanto a hombres como a mujeres, en ellos suele relacionarse directamente con el rendimiento físico y la erección, lo que la vuelve más visible y socialmente juzgada.
"Querer durar mucho tiempo, repetir varias veces, hacerlo perfecto... hace que se desconecten de sí mismos. Están más pendientes de la otra persona y de cumplir que de disfrutar", advierte el especialista.
Los estigmas que alimentan el miedo
Desde la infancia, muchos hombres mexicanos crecen escuchando frases que refuerzan mitos sobre la masculinidad: "El hombre te enseña todo", "ellos son más activos que las mujeres". Cuando la realidad no se ajusta a esos ideales, surge la frustración.
"Si preguntas a un hombre cuánto dura su erección o cuánto tarda en eyacular, se pone nervioso o inventa algo. Es un tema de 'qué tanto valgo' o 'qué tan hombre soy'. Su anatomía, para muchos, se convierte en una medida de identidad", afirmó Briones.
Un simple comentario puede tener consecuencias profundas. "Si una pareja le hace un comentario negativo sobre su cuerpo o desempeño, eso puede dejarle un miedo que se reflejará en futuras relaciones. No se necesita un trauma severo para generar ansiedad de este tipo."
Esta presión por cumplir con expectativas irreales lleva a algunos hombres a buscar espacios donde sientan menos juicio. En la capital del país, donde el anonimato es mayor, múltiples usuarios de la web recurren a encuentros con escorts de CDMX como una forma de "practicar" sin la presión emocional de una relación. Sin embargo, especialistas advierten que esto rara vez resuelve el problema de fondo y puede incluso reforzar patrones de evitación emocional.
Autoestima y comunicación
La ansiedad de desempeño, además de afectar el rendimiento, impacta directamente en la autoestima, entendida como la percepción que una persona tiene de sí misma como alguien capaz de dar y recibir placer. Cuando esa percepción se deteriora, el disfrute desaparece.
Para identificarla, la terapeuta Carolina Vega sugiere hacerse una pregunta sencilla: "¿Estoy disfrutando la intimidad más allá del resultado físico, del orgasmo o de la técnica?" Si la respuesta es negativa, puede ser un indicio de que la ansiedad está interfiriendo.
La comunicación abierta en pareja es clave. "Hablar de las necesidades no se limita a fantasías o posiciones nuevas", explica Vega. "Incluye temas como anticonceptivos, expectativas, autoplacer, experiencias pasadas o incluso los miedos. Cuando uno se abre y se muestra vulnerable, se crea una dinámica más sana y menos ansiosa."
Factores que potencian la ansiedad
Además de los estigmas, existen otros factores que agravan la ansiedad y afectan la percepción del propio desempeño. Vega enumera algunos de los más comunes entre sus pacientes locales:
Pornografía: muchos hombres se comparan con lo que ven en pantalla, olvidando que se trata de una ficción editada para exagerar la realidad. El consumo excesivo de este tipo de contenido puede distorsionar las expectativas sobre la intimidad real.
Falta de educación: no conocer el cuerpo, las funciones fisiológicas o las respuestas normales genera miedo e inseguridad. "En este país todavía tenemos un déficit importante en educación integral", señala Vega. Por ese motivo, algunos espacios digitales de encuentros adultos como mx.skokka.com han empezado a incorporar blogs educativos sobre salud y bienestar, reconociendo que la información clara ayuda a crear encuentros más saludables y respetuosos.
Autocrítica constante: la obsesión por "hacerlo bien" convierte el placer en una evaluación de desempeño.
Experiencias negativas pasadas: comentarios, burlas o relaciones en las que se sintieron juzgados pueden dejar una huella que reaparece en nuevos encuentros.
Romper el silencio: cómo buscar ayuda
Cuando la comunicación no basta y el problema persiste, la intervención profesional se vuelve esencial. "Se piensa que, si una vez fallas, ya todo está perdido. No es así. Se puede tratar, cambiar la dinámica y recuperar la confianza. No hay que resignarse a vivir con esto para siempre", asegura Briones.
El tratamiento puede incluir terapia especializada, acompañamiento psicológico o ejercicios de mindfulness y respiración, enfocados en reducir la autoexigencia y reconectar con el propio cuerpo. "El problema no es la incapacidad, sino pensar que no deberías sentir ansiedad. Todos la sentimos; lo importante es no dejar que controle la experiencia."
Aprender a disfrutar sin presión
Superar la ansiedad de desempeño implica romper con la idea de la intimidad como una prueba de virilidad. Es aprender a disfrutar sin expectativas y a entender que el deseo y el placer no se miden en tiempo ni en potencia.
"Cuando la intimidad deja de ser una competencia y se convierte en comunicación, se libera el cuerpo y la mente", concluye Briones. "El placer no se trata de durar más o de hacerlo perfecto, sino de sentirse conectado con uno mismo y con la pareja."
Hablar, escuchar, aceptar y pedir ayuda cuando es necesario son los primeros pasos para derribar los silencios que tanto daño hacen. Porque detrás de la ansiedad de desempeño no hay debilidad, sino humanidad: el simple hecho de querer hacerlo bien, sin saber que lo más importante es, precisamente, dejar de intentarlo tanto y aprender a disfrutar.